El poder y el miedo, drogas de un tirano

Nadie puede hablar mal de las obras que construyó el presidente Gabriel García Moreno, ni la disciplina necesaria que impuso en las instituciones administrativas del estado ecuatoriano de aquella época, pero por como manejó el poder administrativo, los métodos que utilizó para llegar al poder y mantenerse en él, ha hecho de él la personalidad más controversial en la historia política del Ecuador.

 

Con la familia que tenía, una madre muy autoritaria, de una disciplina tan dura como el acero y fanática religiosa, un padre que solo servía para imponer los castigos, y con una crianza  de claustro desde pequeño, influenció en el camino que tomaría Gabriel García Moreno para toda la vida sobre la clase de autoridad y poder que debería tener para cumplirse la promesa que se hizo para llegar a ser presidente.

“Con la ayuda de Dios gobernará con mano dura, más dura que el presidente Rocafuerte y que todos los que hasta entonces han mal gobernado la república” pag 46, 47.

Por la dura disciplina que se imponía así mismo como a los demás, la personalidad solitaria y aristocrática que tenía, y las grandes ambiciones que acumulaba desde que era un niño para conseguir el poder y gobernar con mano dura este país, lo llevaron a ser un ser social, muy detestable y rechazado. Pensó que era muy importante estar en una clase social alta, para cumplir con su meta, se casó por interés con Rosa Azcásubi, cuyo matrimonio no le daría la felicidad ni paz que cualquier hombre requeriría para vivir una vida sana, llevándolo, para buscar ese amor que necesitaba, a muy arriesgadas infidelidades que más adelante le llegarían a costar la vida.  

“En uno de los esporádicos momentos en el que pasó como buen católico, cerró los ojos y dio un giro al deseo de la carne joven refugiándose imaginariamente en los brazos de Juanita Jijón- que en los momentos de apuro suele aparecer en todos sus encantos…” pag105

El rápido acenso al poder y los medios que usó para conseguirlo lo llevó a tener varios enemigos, pero ninguno tan grande y formidable como, él mismo. Su ego lo llevó a cometer grandes errores, a abusar de su poder para su beneficio personal, se dejó dominar por sus pasiones, y alimentó más y más su hambre de poder y de control, que quería demostrarlo a su pueblo y al mundo, al infundir el miedo para poder gobernar mejor.

“…el deleite de inspirar espanto afianza la creencia de que es un camino seguro para las ambiciones que […] germina con más fuerza su cerebro”.   Pag. 53

La forma de gobierno, el despotismo, los medios por los que quiso cambiar al país, la forma de trato a su pueblo, los escándalos de sus infidelidades, y su ego insaciable de poder, convirtieron a lo que pudo ser uno de los hombres más ilustres del mundo, en uno de los tiranos más recordados por su forma de gobierno y alabado por sus resultados

Bibliografía

YÁNEZ, Alicia, Se que vienen a matarme